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Los amigos... Cualquier persona con la que nos relacionamos durante un tiempo, acabamos llamándole genéricamente amigo
Todos sabemos que amigos tenemos muchos pero amigos de verdad, pocos o ninguno
A pesar de que lo sabemos, más veces de las que deberíamos nos saltamos nuestros límites y claro, luego suceden cosas desagradables
El típico ejemplo es cuando uno fuma, o bebe, o se droga estando rodeado de amigos. Esos amigos con el tiempo desaparecen de tu vida, pero la adicción adquirida te acompañará durante mucho tiempo
También tenemos amigos que tienen tanta ansiedad que tienen que estar hablando continuamente. Y nosotros gastamos nuestra energía en escuchar todas y cada una de sus historietas. Al fin y al cabo es nuestro amigo y hay que cuidarlo
La manada protege al individuo y el individuo protege a la manada
Claro, tras varias sesiones de tostonazo continuo al final hay que tomar medidas para recuperar la energía
En el caso más drástico, dejaremos de lado a ese amigo
En el más asertivo, intentaremos explicar cómo nos sentimos a nuestro amigo para que intente respetar nuestras necesidades
Paramos aquí. Nos centramos ahora en fijarnos en la opción asertiva que nos permite fijar los límites y por eso te invito a que reflexiones con estás preguntas que te hago
¿Normalmente intentas explicar asertivamente a tu amigo tus sentimientos?
¿Estás seguro?
Bueno, si es así, me alegro por tí. Estás más equilibrado que el 80% de los españoles
Explicar asertivamente los sentimientos no es fácil. No nos lo han enseñado y tampoco los hemos aprendido
Para poder explicar los sentimientos a tu amigo, primero tienes que conocer tus sentimientos y luego estar pendiente de ellos
Conocer tus sentimientos
Y luego estar pendiente de ellos
En ese orden. Justo en ese orden
No es fácil hacer esto en el mundo que vivimos
La urgencia, las prisas y la productividad no nos dejan tiempo para nosotros mismos
El expresar nuestras necesidades, nos cataloga como egoístas
BOOM!!!
Hemos descubierto una de las continuas batallas que libramos todos los días. El gasto de energía de esta batalla es enorme
Si me intento cuidar, la comunidad me aparta de ella llamándome egoísta
Si no me cuido, me desequilibro y tengo problemas
Ufffffff estamos continuamente encima de un cable de acero a 1000 metros de altura, donde al mínimo traspiés acabas estrellado en el duro hormigón
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Hoy vamos a ver cómo rompemos los límites en nuestras relaciones sociales
Concretamente, le toca el turno a nuestra pareja
Sí, esa persona que amamos y deseamos pero que nos hace saltarnos nuestros límites continuamente
A pesar de ser conscientes de que nos saltamos los límites, algo sucede que no podemos evitar el hacer cosas que no queremos o no necesitamos, por estar cerca de esa persona que amamos
Eso sí, hablo de parejas donde hay amor entre ellas. No hablo de las muchas parejas donde el amor no existe
Esas parejas sin amor lo único que hacen es arruinarse su vida, perder su tiempo y hacer perder el tiempo a los demás
Para las parejas con amor, la línea que delimita el yo del nosotros es muy fina y continuamente se diluye y se hace imperceptible
De esta forma, si no sabemos dónde terminamos nosotros y empieza nuestra pareja, ¿cómo vamos a establecer límites?
¿Es sano no tener claro este límite en la pareja? Pues rotundamente, no. No tener límites siempre ocasiona desequilibrios, siempre, siempre
Entonces, ¿cómo podemos volver a dibujar la línea que limita mi yo del nosotros?
Pues aceptando que si esa línea existe y se respeta por ambas partes, la pareja crecerá como tal, amorosa y bien avenida
Si no se respeta, tarde o temprano la convivencia romperá el amor, al no haber límites. El miedo triunfará sobre el amor y la pareja será una de esas donde el amor no existe
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A ver, hoy voy a centrar el foco en otra relación familiar que provoca grandes frustaciones y a la vez enormes satisfacciones. Me refiero a los hijos.
Cuando son bebes debemos atender sus necesidades, ojo, sus necesidades, no las nuestras, que algunos padres ya desde pequeños trasmiten a sus hijos un espíritu competitivo con el objetivo de que sea el próximo Messi de turno. Debemos cubrir sus necesidades, no las nuestras. No nos liemos.
Los bebes se hacen niños, van creciendo y sus necesidades cambian. Vamos a atenderlas, y repito, las suyas, no las nuestras
Se van haciendo adolescentes y debemos de seguir cubriendo sus necesidades y así hasta el final
Fácil, ¿verdad?
Pero ¿qué sucede en realidad? Pues nos fijamos un poco en algunas familias y podemos ver cosas como estas
Una madre que tiene que atender las "obligaciones" de su trabajo, su casa y además su familia.
Esta madre tiene una creencia incrustada, por la educación que ha recibido, de que hay que tenerlo todo impecable, todo impoluto y tener siempre una sonrisa en su cara para sus hijos.
Son muchas cosas por hacer
Al principio, la madre se enfrenta a todas ellas, pero no, no hay manera, son demasiadas las tareas que "tenemos" que hacer
Poco a poco, el estrés y la sobrecarga física hace mella en esta mujer y se muestra irascible y enfadada la mayor parte del día
Y con esa actitud, sigue criando a sus hijos día a día
Vaya, ahora la relación madre - hijo no es lo suficientemente amorosa y eso dejará huellas y traumas emocionales a sus hijos
¿Qué sucede con esta madre y sus límites?
Pues que esta "buena" madre se está saltando sus límites constantemente. No es capaz de elegir lo que puede hacer de entre todo lo que "tiene" que hacer
Esta madre, no centra su atención en ella y no es capaz de fijarse en su propio deterioro físico, cognitivo y emocional
No respeta sus límites porque no se mira a sí misma
Sigamos
Miro hacia otra familia y veo que los padres se han convertido en taxistas de sus hijos. Es decir, hacen una tarea, que no tienen porqué hacer, de mala gana, a regañadientes, sin una sonrisa en su cara
No son capaces de salvaguardar su propia alegría
Se han saltado sus propios límites
La sociedad les ha dicho que para ser buenos padres tienen que hacer de taxistas y se lo han creído
Se lo han creído tanto que lo hacen de malagana, pero ahí los tienes, todo por el "bien" de sus hijos
Otra mirada al horizonte y me encuentro los famosos fines de semana de fútbol o similares (tenis, actividades culturales, etc...) donde muchas familias rompen su armonía para que sus hijos puedan desarrollar estas actividades tan "importantes" para su futuro.
La mayoría de los padres empiezan de buen agrado esta actividad, hasta que se convierte en una cárcel de fin de semana, o peor, de toda la semana, porque claro, también están los entrenamientos, los ensayos, etc...
También conozco padres e hijos que disfrutan de estas actividades, pero para la mayoría es una tortura malaya, gotita a gotita, va haciendo mella en la armonía familiar
Y digo yo, ¿no pueden los hijos desplazarse habitualmente a sus actividades y quedadas? ¿porqué no?
¿Porque va a venir el coco y se los va a comer?
¿Porque no van a ser los futuros Messi. Nadal, etc...?
¿Porque es muy conflictivo decirle al hijo que no, que si quiere hacer esa actividad se tiene que ir por sus propios medios?
Este otro caso es espeluznante
Unos padres sobreprotectores, ahora tienen que enfrentarse a su hijo de 30 y muchos años que sigue viviendo en su casa
El niño, no ha prosperado económicamente y bueno, la solución es que se compre un piso para irse a vivir a él, pero eso sí, la hipoteca la piden los padres
Si, si, esto existe. Parece un chiste, pero no lo es
El niño se tendría que ir de alquiler y pagárselo él mismo. Ya cuando pueda, que se compre un piso
Pero claro, toda una vida de sobreprotección paternal hay que romperlo ahora y evidentemente no es plato de buen agrado. Es lo que hay, y los padres tendrán que hacer frente a esta situación que es buena para el hijo y para ellos, aunque inicialmente parezca lo más malo del mundo mandar a un hijo con 30 y muchos años a la calle
En fin, y así, poco a poco, es como enseñamos a nuestros hijos a no respetar los límites. Ni los nuestros, ni los suyos
Eso sí, no veas cómo chuta los penaltis la niña y cómo baila el niño el lago de los cisnes. Unos cracks
Ya si eso, lo de los límites, los nuestros y los suyos, lo dejamos para otro momento. O mejor, que lo aprendan ellos cuando puedan
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Te voy a decir algo
Me han hablado de alguien muy interesante que ayuda a lidiar con el estrés. Tengo su contacto.
Pero déjame hablarte antes de la mayor trampa de hoy día.
No sabemos decir NO
Fíjate en alguien de tu familia. Una madre, un padre, una hermana, un sobrino, una cuñada, un hijo...
Y observa cómo te comportas cuando te relacionas con esa persona. Si miras bien podrás ver que hay cosas que fallan en esas relaciones. Cosas dolorosas. Cosas que no quieres hacer, pero haces
Pero, realmente no vas a poder mirar bien esa relación. Tú educación y tus creencias te lo impiden
A todos nos han enseñado el tremendo valor que tiene la familia, el aceptar a cada miembro de ella sea como sea y a tragar con sus cosas, aunque no nos gusten
(modo irónico on)
Tu madre no puede ser una manipuladora, no, no puede serlo
Tu padre no te maltrata, nada más que te educa
Tu hermana sólo te protege. Por supuesto que el usarte como ella quiere, a su antojo, no sucede nunca
Tu cuñada sólo viene a tu casa para no gastar ni ensuciar la suya, así ella cada vez tiene más energía y tú menos, pero es muy buena gente
Tu hijo sólo te quiere para su propio interés. Si estás cansada, es tu problema, porque el te ama con locura
(modo irónico off)
Estas y otras muchas cosas no las vemos y suceden a diario. Nuestra educación nos impide verlas. Y vivimos ignorantes. Pero cada vez más molestos los unos con los otros
¿Has probado a poner tus límites con tu familia? Ufffffff vaya miedo eh!!!
Cómo voy a decirle a mi hermana que me asfixia con tanta ayuda...
O a mi madre que ya le voy a dejar que me manipule...
O mirar a los ojos a mí padre y decirle que no me haga más veces daño
O hablar con tu cuñada para decirle que el gasto de energía, si es a medias, mejor
O decirle a tu hijo que ya es mayorcito y que tiene que encargarse de sus cosas, que tú estás ocupada viviendo tu vida
No, esas cosas no se pueden decir porque se rompe la familia. Y claro, eso es un desprestigio social inmenso. Ya sabes, lo típico de "...son una familia rara, están peleados entre los hermanos...", "...las mejores familias estás siempre unidas..."
En fin, esta falta de límites la veo todos los días, tantas y tantas veces...
Y casi nadie dice NO
Bien, como te decía, conozco una persona que lidia con el estrés. Así me la han recomendado. Pero yo la conocí antes de esta recomendación y estaba desequilibrada totalmente
¿Puede una persona en muy poco tiempo equilibrarse y ayudar a otras personas a equilibrarse?
Tengo mucha curiosidad de saber si esto es posible
Mi cabeza dice que sí es posible y mi instinto dice que no
En próximas entregas os cuento cómo me ha ido, si finalmente decido ir a verla
Mientras tanto, aprende a mirar sin educación, sin ego y sin miedo. Sólo así verás las cosas como son y no como nos las han contado
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Verás, lo fácil es pensar mucho y decir mucho, pero hacerlo... ese es otro cantar
Constantemente estamos pensando en hacer muchas cosas, o hablamos de ello
Pero cuando llega el momento de la verdad, upssssss, nos saltamos los límites
Por ejemplo. El exceso de cualquier cosa es malo para el organismo. Eso es así. Todo el mundo lo sabe
Si tomamos mucha azúcar, algo malo pasará, seguro
Lo sabemos, peeeeeeero, como veamos un pastelito con buena pinta o una tartita recién elaborada en una pastelería, ufffffff, ¿limites? ¿eso qué es?
Estamos continuamente bombardeados con el azúcar y es difícil escapar a su consumo
Pero, ¿porqué es difícil? ¿qué nos hace consumir en exceso azúcar si sabemos que nos daña?
¿Quizás la publicidad tenga algo que ver?
¿O la alta disponibilidad de productos con azúcar?
¿Puede ser que provoca adicción y nos engancha?
¿Por la costumbre de tomar productos con azúcar?
Estas preguntas son las "oficiales", las que no nos permiten solucionar nada de nada, porque nada de eso depende de nosotros
¿Entonces?
Pues verás, si te fijas en tí y tomas consciencia de que vida nada más tienes una y es más gozosa vivirla con salud que sin ella, y además sabes que el azúcar en exceso hace daño, pues hasta un niño puede decir lo que hay que hacer con el azúcar
Eso implica el quererte mucho y el dedicarte tiempo a tí mismo, algo casi prohibido en esta sociedad moderna
Venga, te he explicado el truco del almendruco para que te cuides y tengas una vida más gozosa, así, sin muchos rodeos
Ahora que vas a hacer, ¿pensar en ello? ¿hablar de ello? o sencillamente hacerlo
Tu eliges
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Te cuento que ayer una amiga mía hablaba sobre el dolor que tiene en su brazo. Un dolor que le impide hacer vida normal.
Ella es una persona que tiene bastante claro que la salud es importante para tener una vida gozosa y por ende, se cuida bastante
No sólo eso, se cuida y cuida a los demás
Su trabajo como consejera es sólo una excusa para dedicarse a lo que realmente le gusta: el sonido y la vibración en toda su dimensión
Con ella descubrí que no sólo hay un tipo de tambor. Hay muchos, de muy diferentes formas y tamaños. Cada uno con su sonido característico, pero todos ellos se golpean
Si tocas muchas veces el tambor tu brazo está continuamente recibiendo golpes
Ella además, toca los cuencos, instrumentos de viento, otros de aire, gongs... y por supuesto que tiene una voz angelical
Si la escuchas, quedas atrapado por sus cantos de sirena
Pues bien, mi amiga en días pasados hizo un esfuerzo, cargando alguna cosa, y se fastidió el brazo. Desde ese momento tiene molestias que cada vez van a más
Cualquier niño pequeño es capaz de responder a esta pregunta: si te duele el brazo, ¿qué haces? ¿lo sigues usando o lo dejas reposar hasta que sane?
Nosotros los adultos, amantes de la productividad por encima de todas las cosas, nos saltamos ese límite tan básico que cualquier niño conoce y elegimos seguir usando nuestro brazo
Esa elección sólo lleva a tener más dolor, aumentar la preocupación y empezar a buscar soluciones en la medicina. Que si una pastilla, que si una radiografía, que si un osteópata...
Y así, van pasando los días y no damos reposo a nuestro brazo, que es lo que más necesita para mejorar
Pues exactamente así es como todos nos saltamos los límites y hacemos cosas muy raras que nada más nos traen dolor y sufrimiento, físico o emocional
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Aquí tienes algunos ejemplos de cómo los humanos a veces no establecemos límites de manera efectiva en nuestra actividad cotidiana:
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Trabajo excesivo:
- Algunas personas tienden a trabajar horas extra constantemente, sin establecer límites claros entre el trabajo y el tiempo personal. Esto puede resultar en agotamiento y afectar negativamente la salud física y mental.
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Uso excesivo de tecnología:
- La constante conexión a dispositivos electrónicos, como teléfonos inteligentes y computadoras, puede llevar a una falta de límites en el tiempo dedicado a la pantalla. Esto puede afectar el sueño, la concentración y las relaciones interpersonales.
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Aceptar demasiadas responsabilidades:
- Algunas personas tienen dificultades para decir "no" y aceptan más responsabilidades de las que pueden manejar. Esto puede generar estrés, agotamiento y afectar negativamente la calidad del trabajo y la vida personal.
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Falta de límites personales en relaciones personales:
- En relaciones personales, algunas personas pueden tener dificultades para establecer límites claros con respecto al tiempo, espacio y expectativas. Esto puede conducir a conflictos y a una sensación de invasión personal.
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Negligencia del autocuidado:
- Algunas personas descuidan su bienestar físico y emocional al no establecer límites para el autocuidado. Esto incluye una dieta desequilibrada, falta de ejercicio y descanso insuficiente.
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Gastos descontrolados:
- No establecer límites en el gasto puede resultar en problemas financieros. La falta de un presupuesto claro y la indulgencia excesiva en compras pueden llevar a deudas y estrés económico.
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Exceso de compromisos sociales:
- Aceptar demasiados compromisos sociales sin considerar las propias necesidades y límites de tiempo puede generar agotamiento social y afectar negativamente las relaciones.
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Perfeccionismo extremo:
- La búsqueda constante de la perfección puede llevar a no establecer límites en la cantidad de esfuerzo y tiempo invertido en una tarea. Esto puede generar estrés y ansiedad.
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Aceptación de maltrato o abuso:
- En algunas situaciones, las personas pueden tener dificultades para establecer límites con aquellos que las tratan mal. La falta de límites puede perpetuar relaciones tóxicas.
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Negación de la necesidad de ayuda:
- No buscar ayuda o apoyo cuando se enfrenta a desafíos emocionales o de salud mental puede deberse a la falta de límites en la creencia de que uno debe manejar todo solo.
etc...
¿Tú te fijas en ti y sabes dónde están tus límites o vives arrastrado por lo que hay que hacer y la norma general?
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Ayer me contaron historias de dominación, eso que hacemos los humanos para acallar nuestros miedos
Pensé sobre ello un buen rato y volví a ver como una persona sin límites era avasallada por otra que tampoco tiene límites
En esta ocasión, yo escuché a la víctima, a la perdedora, a la machacada
Su rabia y su ira era vomitada en cada frase
Nuevamente vi que la vilipendiada no podía ni quererse a sí misma y mucho menos prestarse un poquito de atención
La parte dominante del asunto, no dejaba de arremeter una y otra vez contra la dominada, en un intento de tomar el control total sobre la vida de esta
Y de nuevo, la imposibilidad de alejarse de aquello que te infringe dolor, volvió a dejarme perplejo
¿Qué impide a una persona maltratada romper la relación con la maltratadora?
Puede ser el miedo que paraliza la ruptura...
O quizás la dependencia emocional que hace sentir a la persona maltratada que no puede vivir sin la maltratadora...
A lo mejor el aislamiento social que infringe la maltratadora produce miedo a la soledad...
La esperanza de que las cosas cambien tras las promesas de cambio que realiza la maltratadora...
El no valorarse a sí misma, hace que el maltrato sea aceptado porque la maltratada no se merece nada más...
La luz de gas que confunde a la víctima y no se siente como tal...
La falta de independencia económica...
El sentimiento de culpa de la persona maltratada que finalmente ha creído que merece el maltrato...
Seguramente sea una mezcla de todos estos motivos y alguno más
´
Pero ¿qué nos lleva a esa situación de maltrato?
En grandes palabras, no estar pendientes de nosotros mismos. Centramos nuestra atención en el exterior, pero apenas la centramos en nuestro interior
Como no centramos nuestra atención en nosotros, no conocemos nuestros límites en una relación, y claro, si no sabes donde están tus límites, tampoco sabes cuándo alguien los rompe
Seguramente tu intuición te avise de que algo no va bien, pero como no centras la atención en ti, no percibes esas señales de alerta temprana
Tus miedos y tu educación te impiden establecer límites en la relación y por tanto la otra persona no conoce dichas limitaciones
Una comunicación pobre, con muchas lagunas, con muchas cosas que decir que no se dicen, con mentiras, no favorece el establecer límites. Si no prestas atención a tu comunicación no puedes darte cuenta de esto
El empobrecer tus conexiones sociales hace que veas las vida siempre a través del mismo cristal y quizás, a pesar de que te prestas atención, no analizas bien los datos. Cuidado, algo malo puede pasar
Si desconoces los diferentes tipos de abuso, no podrás identificarlos y ver si te los están aplicando. Necesitas informarte para analizar sanamente la información que percibes de ti mismo
Es increíble como dedicamos muchísimo tiempo a cosas externas y casi nada a nosotros mismos
Vivimos despistados, aturdidos, adormecidos...
Demasiadas pocas cosas nos pasan...
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Anteriormente en Los 10 pasos para alcanzar el bioequilibrio establecimos como primer paso el establecer límites claros
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Hoy voy a contar lo sencillo y difícil que es poder alcanzar un bioequilibrio que nos guie a lo largo de nuestra vida y que nos permita disfrutarla de la mejor forma posible
No es una receta mágica, ni algo que que te tomes y te solucione el asunto
Es algo muy sencillo que puedes elegir entre hacer o no
Muchos dicen que van a hacer pero finalmente no hacen nada
Estos son los 10 pasos:
- Establece límites claros entre todas las actividades y relaciones de tu vida
- Aprende a decir no, sea a quien sea. Primero estás tú y luego el mundo donde vives
- Prioriza tus tareas. Elige bien lo que quieres hacer, cómo lo quieres hacer, cuándo lo quieres hacer, dónde lo quieres hacer y para qué lo quieres hacer
- Relájate con técnicas de relajación. El yoga, la meditación, pasear por la naturaleza, mirar el mar, mirar el fuego de una chimenea... Lo que a tí te venga mejor en cada momento, pero relájate por lo menos 3 al día
- Mantén una rutina de ejercicio físico. Muévete, haz algo, anda, camina, baila, muévete a lo loco, lo que sea, pero que se note que no eres una pared
- Aliméntate sanamente. Come sano, come rico y come lo que necesitas. Aléjate del hambre emocional y céntrate en el hambre física
- Descansa adecuadamente. Fíjate constantemente en el nivel de tu energía y reposa cuando esté en niveles bajos para recargarte
- Conéctate con otros. Habla con amigos, con compañeros de trabajo, con familiares, con tu pareja
- Dedica tiempo para ti. Obligatorio. Tienes que estar contigo. Observarte. Mirar tu cuerpo. Sentir tus emociones. Busca tu espacio personal siempre
- Esfuérzate por sonreir todo lo que puedas. Cuanto más sonríes, más bioequilibrado estás y por tanto, más gozas de tu vida
En próximas entradas iremos profundizando en cada uno de estos puntos
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Juan, el empresario, se veía atrapado en las garras de su adicción al trabajo. Sus días eran una sucesión interminable de reuniones, correos electrónicos y llamadas, dejando poco espacio para su propio bienestar. Un día, agotado y con la salud deteriorándose, Juan decidió que era hora de un cambio radical.
Intrigado por las sugerencias de amigos, Juan se sumergió en la introspección. Comenzó a observar sus hábitos y a prestar atención a las señales que su cuerpo le enviaba. Descubrió que se había perdido en la vorágine del éxito, olvidando disfrutar la vida que había construido. Decidió dedicar tiempo a sí mismo, desconectarse de la rutina y disfrutar de las pequeñas alegrías.
Explorando nuevas pasiones y reavivando viejas amistades, Juan redescubrió la alegría de vivir. Se dio cuenta de que el equilibrio entre el trabajo y la vida era esencial para una existencia plena. Su salud mejoró, sus relaciones florecieron y, sorprendentemente, su desempeño laboral también mejoró.
Al final de su transformación, Juan se dio cuenta de que el éxito no solo se medía en logros profesionales, sino en la calidad de vida que construía para sí mismo. La lección que aprendió fue simple pero poderosa: la verdadera riqueza radica en encontrar armonía entre la ambición y el bienestar personal.
Moraleja: En la búsqueda del éxito, no olvides el valor de cuidarte a ti mismo. El equilibrio entre el trabajo y la vida es la clave para una existencia plena y satisfactoria.
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Juan, se enfrentó a una verdad incómoda mientras se miraba en el espejo una mañana. Notó las ojeras profundas y la falta de brillo en sus ojos. Su tos era profunda. Su estómago, duro. Su cuerpo inflamado. Sabía que no estaba cuidando su salud, pero el impulso de seguir adelante, sin importar las señales de advertencia, era una fuerza poderosa.
Una tarde, reflexionó sobre su comportamiento autodestructivo. Se dio cuenta de que, a pesar de conocer los riesgos para su salud, seguía descuidándose. Profundizando en sus pensamientos, recordó la presión social y la percepción distorsionada del éxito que lo habían llevado a este camino.
En su búsqueda constante de logros, Juan se había sumergido en una cultura que glorificaba la sobreexplotación y la falta de cuidado personal. El miedo al fracaso y la necesidad de mantener una fachada impecable lo empujaban a ignorar las señales de su cuerpo. La percepción de que cuidarse a sí mismo era una debilidad se había arraigado en su mente.
Fue entonces cuando Juan decidió desafiar esas nociones preconcebidas. Se dio cuenta de que el verdadero éxito no radicaba en la negación de sus necesidades básicas, sino en abrazarlas. Comenzó a cambiar sus hábitos, no solo por su salud, sino también para desafiar la narrativa tóxica que lo había atrapado.
La moraleja que Juan descubrió es que a veces nos descuidamos no solo por ignorancia, sino por las presiones y expectativas sociales que nos rodean. Reconocer y desafiar esas creencias distorsionadas es el primer paso hacia un equilibrio verdadero y duradero.
Juan construyó su nuevo mundo
Primero sus necesidades vitales, luego el resto de cosas. Si las primeras caen, el resto es una vida no vivida